Hace dos semanas fué el cumpleaños de Sara,
la hija de mi amiga Mª José. Quería hacerle galletas coquetas y dulces como
ella, y este fué el resultado.
Cuando todos vieron las galletas hicieron el
comentario típico de "...pero si da pena comérselas". Y yo siempre
pienso lo mismo: lo que de verdad es una pena es no coméerselas porque estan
bueníííííísimas...
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